Me encantan los mejillones rellenos pero, reconozco que no los hago muy a menudo por pereza y por el trabajo que lleva limpiarlos y luego, rellenarlos, pero, claro, luego una se los come y se queda tan a gustito de lo ricos que están, son una delicia, aunque imagino que no os digo nada nuevo.
Cada vez que me pongo manos a la obra, hago más cantidad y una vez que los he empanado los congelo, así, luego, sólo sacarlos del congelador y freír.
- un kilo de mejillones
- media cebolla
- un pimiento verde pequeño
- un pimiento del piquillo
- un tomate maduro pequeño o, en su defecto tomate natural triturado
- pimentón dulce o picante, a vuestro gusto
- unas gambas
- salsa bechamel
- harina
- huevo
- pan rallado
- aceite para freír
Limpiar muy bien los mejillones y ponerlos a cocer, los podéis cocer con un poco de vino blanco o un poco de agua, cuando estén abiertos, retirar la cazuela del fuego y, sin quemaros, retirar la carne de los mejillones reservando las valvas para rellenarlas.
Saltear las gambas, cortar en trocitos y reservar.
Echar un poco de aceite en la misma sartén donde hemos salteado las gambas, añadir la cebolla y el pimiento verde troceados, cuando esté hecho añadir un poco de pimentón, remover rápidamente y añadir el tomate pelado y picado y el pimiento del piquillo, dejar al fuego unos minutos, hasta que se haga todo el conjunto, añadir la bechamel, los mejillones picados y las gambas, rectificar de sal y dejar enfriar.
Si tengo alguna sobra de merluza, también se la añado.
Rellenar las valvas de los mejillones con la mezcla, pasar por harina, huevo batido y pan rallado y freír en abundante aceite, escurrir sobre papel de cocina.
Si preferís un sabor más marinero, colar el agua de cocción de los mejillones y sustituir la mitad de la leche de la bechamel por la misma cantidad del agua de cocción.